Origen de la lengua francesa

Origen de la lenguas francesa



El francés moderno pertenece al grupo de las llamadas lenguas "romance." Descendientes del latín, podría decirse que estas lenguas representan las sombras vivientes del antiguo imperio romano y reflejan las historias divergentes de regiones unificadas anteriormente bajo el gobierno romano.
El origen del francés moderno es una versión popular hablada del latín que se había extendido gracias a las legiones conquistadoras romanas - a saber, en el caso del francés, en la "Galia de los Alpes" por los ejércitos de Julio César durante el siglo precedente al nacimiento de Cristo.
La invasión de la Galia en los años 400 d.C. por tribus germánicas (incluyendo los llamados "francos") que huyeron de los ataques de nómadas del Asia central, dio como resultado la pérdida del control militar por Roma y guió al establecimiento de una nueva clase gobernante de francos cuya lengua materna, por supuesto, no era el latín. La adaptación del habla del latín popular por la población nativa tendió a imponer, por ejemplo, una pronunciación que retenía un marcado sabor germánico fundamentalmente en los sonidos de las vocales que aún pueden escucharse en el francés de hoy en día (la "u" y "eu" del francés moderno, por ejemplo, permanece muy cercana a la "ü" y "ö" del alemán moderno sonidos desconocidos a cualquier otro idioma moderno descendiente del latín).


La gramática del latín popular hablado del cual desciende el francés era más sencilla de lo que fue el Latín de la literatura clásica. La aparición con el tiempo del "francés" que derivaba específicamente del latín hablado, llevó la simplificación más lejos. Gran parte de lo que el Latín había comunicado al modificar la pronunciación de las palabras era ahora comunicado por palabras o frases separadas, y especialmente por el orden de las palabras (que en latín había sido extremadamente flexible porque la relación lógica entre las palabras podía detectarse en las terminaciones de palabras solas, sin tener en cuenta el orden de las mismas).
Los cambios en la gramática paulatinamente hicieron más y más difícil para los hablantes del idioma actual entender el latín que todavía se usa en servicios religiosos cristianos y en documentos legales. Como resultado, fue necesaria una codificación escrita del idioma hablado que se desarrollaba para su uso actual en derecho y política. Los primeros documentos escritos en un idioma claramente "francés" ("Francien," de "Frankish") fueron los llamados "Juramentos de Estrasburgo," pronunciados por dos nietos de Carlomagno en 842 d.C.
Este idioma "francés" fue de hecho uno de varios idiomas distintos que descendieron del latín y que se hablaba en varias partes de la Galia post romana. Otros principalmente incluidos son el llamado "provenzal" (o "lengua de oc") hablado en gran parte de la mitad meridional de lo que es hoy la Francia metropolitana. Sin embargo, el llamado idioma "francés" ganó una situación especial como resultado de su asociación con el poder militar feudal dominante -- a saber, la corte de Carlomagno y sus sucesores -- cuyo alcance territorial y eficaz control de la vida de Francia creció con el tiempo.
El regreso de la corte francesa a París -- después de su cambio a Aachen (Aix la Chapelle) bajo Carlomagno -- y el mayor éxito de sus ejércitos contra los ocupantes Anglonormandos de las principales zonas del norte y suroeste de Francia, llevó a una consolidación territorial que garantizaba la posición en el futuro del "francés" como el idioma oficial de una monarquía centralizada (más tarde nación-estado). Así, fue establecido el francés por el Edicto de Villers-Cotterêts en el año de 1539.
La fertilidad poética del provenzal medieval, mientras tanto, la cual ya había superado por mucho al francés en el llamado período de los "Trovadores," dio paso entonces a la producción literaria del idioma de la corte central y de las instituciones centrales de justicia y educativas -- el idioma de París y la región Ile de France que le rodea.
La gramática del idioma francés hablado y escrito hoy día, sigue en su esencia sin cambios desde fines del siglo XVII, cuando los esfuerzos oficiales para uniformar, estabilizar y aclarar el uso de la gramática francesa se institucionalizaron en la Academia Francesa. El propósito de esta uniformidad era política: para facilitar la extensión de la influencia de la corte y para suavizar los procesos de derecho, administración y comercio a lo largo de e incluso más allá del territorio de Francia, como las empresas coloniales (tan lejos como India y Louisiana) que abrieron nuevos escenarios de crecimiento imperial.
Incluso hoy, tras la decadencia de la influencia del imperio de Francia, después de la Segunda Guerra Mundial, Francia permanece como el segundo idioma de una vasta población "francófona" que se extiende más allá de los territorios y dependencias de ultramar de Francia (Guyana francesa, Martinica, Guadeloupe, St. Pierre y Miquelon, Nueva Caledonia, Vanuatu, Tahití, Seychelles, Mauricio e Isla Reunión).

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